Recuerdo que hace un tiempo, cuando empecé mi aprendizaje en lo que hoy tanto me apasiona y enseño, Programación NeuroLingüística, estaba un poco (siendo generosa conmigo) extralimitada en algunos aspectos de mi vida. Y uno de ellos era en la alimentación. En aquel tiempo pesaba 17 kilos más que ahora, y te podrás imaginar que para una mujer de mi estatura, esto es mucho decir. No era una persona obesa, pero, definitivamente, tenía sobrepeso. Hoy en día, todos los que me conocen de aquellas épocas, y han sido testigos de estos cambios, se acercan para preguntarme: cómo hiciste para adelgazar tanto? Cómo haces para verte así? Y luego, sin esperar respuesta, es común escucharlos decir cómo puedo hacer yo para obtener lo mismo? Quiero bajar sólo 5 kilos, podré hacerlo siguiendo tu método? Y, también, con cara de angustia, suelen decirme:
– Sofía, ¿cuál es la dieta que seguiste?
Ante esta pregunta suelo responder: ¿quieres hacer una dieta? Hay un montón en revistas, en la tele e incluso gratis en Internet. Las dietas no sirven para adelgazar, justamente, porque sí sirven para adelgazar. Antes que pienses que me equivoqué escribiendo esto o que me volví loca, te aclaro que es muy cierto lo que acabo de poner: las dietas no funcionan para adelgazar porque funcionan para adelgazar.
Dietas y dietas:
Existen en el mercado un sinnúmero de formas de perder peso. Dejando de lado productos como las pastillas, elíxires y demás (literalmente) yerbas, las dietas suelen ser el primer escalón de todas y todos los que pretenden sacarse de encima esos molestos “kilitos de más”. La Mediterránea, la Escardale, la de la banana o la de la vainilla; la proteica o la hipocalórica. Y miles más. Tristemente, hay más dietas que religiones. Muchas de ellas, seguidas paso a paso, te conducen a eliminar esos kilos que prometen, pero el problema (y he aquí el porqué de mi polémica e intrincada frase anterior) es que una vez que lo hiciste, inevitablemente, en el 99,9% de los casos, se inicia el efecto rebote. Es decir, vuelves a ganar el peso perdido en los días posteriores a la finalización de la dieta (esto en el mejor de los casos, porque existen otros que llegan a tener un peso superior al que tenían antes de empezar la dieta). Para evitar esto es que empecé a investigar si la PNL me permitiría encontrar una salida al efecto yo-yo de toda dieta. La respuesta, afortunadamente, era afirmativa, y mucho más sencilla de lo que pensaba: no hagas dieta sino que empieza a vivir más sanamente y a disfrutar de las comidas.
Para leer algunas características del plan definitivo para perder peso ingresa aqui
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